Un "hola, qué tal" e historias de mi mantel.

       Como me gusta contar mis experiencias tontunas he decidido, bueno más bien me lo sugirió un chico por internet al publicar una entrada en mi fotolog diciéndome "hazte un blog, que el fotolog está pasado de moda". Este comentario dejó estragos en mi frágil corazón internáutico.

Así que como lo de los blogs, escribir y los diarios me gusta mucho narraré mis aventuras de chica estudiante independiente, con todo lo que ello conlleva, y mi vida como cantonta, sí, cantante.

Básicamente, pa quien no me conozca tengo 21 años, estudio filología hispánica, una carrera con mucha salida, y a parte me dedico, o al menos lo intento, a la música, ese mundo que en estos momentos está tan bien. Por lo tanto, teniendo en cuenta estos dos factores...mi futuro es incierto. Pero no importa, me parto el lomo con gusto.

       Tenía que abrir el blog hoy para desahogarme de un hecho malévolo que aconteció esta mañana en mi casa mientras yo felizmente pensaba en desayunar pan recién hecho de ese del Mercadona que se mete al horno. Llevaba desde ayer pensando en comer dicho pan con tomate frito de mi madre que está que te mueres y del cual tengo varios tapers en mi nevera.
Todo hubiera marchado bien de no ser por el detallito de haber metido el pan al horno sin quitar un mantel de plástico que tenía encima del aparato del horno. Al rato el mantel estaba pegado con fuerza a la parte de arriba del horno y no se podía despegar. Un delicioso olor a pan recién hecho y plástico quemándose inundaban a las 7 de la mañana los 20 metros cuadrados que habito.
     Finalmente, mi mantel morado de vacas ha quedado arrugado de por vida y con boquetes en esa parte que se abrazó fuértemente al horno. Precioso.

Podéis ver una de las partes aquí:

Cantonta.