La curiosa historia de mis pantalones.

Yo siempre me he caracterizado por ser un desastre de chica en lo referente a la moda, el arreglarse, pintarse y ese tipo de cosas. De hecho estoy a favor del pijama como atuendo general.

     El caso es que todo esto llegó a lo extremo un bello día de invierno en el que yo iba a cantar a Toledo a un teatro en el que una radio hacía un programa especial desde allí. Me fui el día de antes porque el programa empezaba muuy temprano. Así que allá que me fui con mi maletita, y vestida con una sudadera y un pantalón de chándal, monísimo, pero pantalón de chándal. Total, yo fui cómoda para el viaje ya que cantar cantaba al día siguiente.

¿Cuál fue mi sorpresa? :O

No eché nada en la maleta, señores, sólo un jersey azul eléctrico muy bello. Pero..... ¿iba a salir a cantar sin pantalones?

Oh dios mio, ya es de noche y no puedo comprar nada! Y mañana el programa empieza antes de que se hayan puesto las calles.

Un teatro a rebosar y yo ¿¿en bragas y jersey?? Mi carrera se acaba....

     Antes de irme a dormir con el agobio de mi vida.... Sorpresa, María!!!! Somos tus padres y tu hermana en la puerta del hotel que hemos venido a modo de sorpresa, valga la redundancia a verte cantar :D

pues me vais a ver cantar en bragas.....No te va a gustar, mamá...

     Al final tuve que contar a mi familia el problema. Mi madre fue muy comprensiva y ni se enfadó ni nada (es broma, es irónico, me echó una.........)

Pero se le ocurrió una idea muy buena!!

Finalmente, yo salí a cantar con los pantalones de mi hermana, que me quedaban grandes, pero les hicimos unos remiendos y quedó el conjunto divino!

    A cambio, mi hermana se tuvo que quedar en la habitación del hotel en bragas mientras yo usaba sus pantalones. Todo no se puede tener a la vez.

Conclusión: nunca olvidéis los pantalones porque no siempre va a aparecer una hermano o hermano que esté dispuesto a quedarse en paños menores para que tú no hagas el ridículo en un teatro cantando en bragas o en chándal.

Cantonta.